miércoles, 11 de diciembre de 2013

Prólogo

   Hace casi un año que soy padre y desde ese día hay dos cosas que postergo.  Ambas están relacionadas, o mejor dicho una puede ser parte de la otra y en ocasiones hasta reemplazarla. La primera es Terapia y la segunda este blog aunque en realidad haya comenzado al revés (por no perder la costumbre). A mucha gente, creo, le debo explicaciones, personas que conocen sólo el costado amable de la historia que aparece en Facebook.  Para mi resulta difícil  hablar abiertamente del tema en las redes sociales puesto que las utilizo como patio de recreo para distraerme, para conectarme con los míos y poder seguir haciendo chistes malos, son mi distracción y allí evito temas personales complicados.  Les pido perdón de antemano a los que se enteren por acá y espero que disculpen este texto apurado, visceral y con errores de puntuación. 
     Dicen las abuelas -las madres de uno- que con la paternidad cambian las prioridades, empiezan las preocupaciones y esto, lamentablemente, pude comprobarlo desde el minuto cero, exactamente desde las seis de la tarde del primer día del año 2013 cuando la doctora nos dijo que algo no iba bien y que había que hacer una cesárea de emergencia.   Después del shock inicial de ver por primera vez a tus hijos con respiración asistida y pronostico reservado el ánimo empieza a subir con cada mejora y es en ese momento cuando aparecen los primeros peros -siempre hay un pero-, que no serán los últimos.  Ves que uno se recupera bien, que el otro parece (sólo parece) que también y empieza la tensa espera de los resultados de las múltiples pruebas.  Negativos, siempre negativos.
    Palabras de consuelo que suenan huecas, frases desafortunadas de médicos sin tacto que es mejor no escuchar ni recordar, mucho llanto, pensamientos atroces y muy lejos, la aceptación.   Esto último llega después de un largo y doloroso proceso, y nunca es al 100%.  Empieza el baile de palabras nuevas: Bobath, Votja, Fisioterapia, Hidroterapia, Hipoxia Isquémica, Terapia Ocupacional, Hormona de crecimiento, Clonazepam y muchas más que terminan por las dos más difíciles del mundo, las que nadie quiere decir, a las que llegué poco a poco, casi sin darme cuenta y que recién ahora asumo como normales.  Aunque costó mucho ponerle nombre y apellido me ayudó mucho para dar un paso al frente.  Incluso estando mucho mejor de ánimo que cuando supe todo aun hoy es muy difícil que diga que mi hijo tiene Parálisis cerebral sin que se me corte la respiración y sin reprimir el llanto con una pausa necesaria.
    Perece un cliché pero es muy bien cierto que en los momentos duros de tu vida la gente que te quiere está al lado tuyo.  Al menos en mi caso es cierto. Muchas personas estuvieron (y están) cerca mío para apuntalarme, todas las que esperaba y muchas otras que me sorprendieron gratamente.  Gente que conozco sólo de manera virtual se preocupó por intentar ayudarme y eso tiene para mi un valor incalculable.  No voy a dar nombres pero cada uno sabe bien que el agradecimiento será infinito.  El objetivo de este sitio es buscar un espacio neutral para hacer catarsis (facebook o twitter son para mi una válvula de escape, puro entretenimiento), para sacar peso de la mochila aunque sea por un rato, contar novedades y si pasa el milagro, intentar ayudar a personas que pasen por transes similares.  En ningún caso decidí empezar esto para dar pena o para mostrar que buen padre soy.  Siempre admiré a los padres que tenían hijos con este tipo de problemas pero en cambio ahora que lo sufro no me considero un papá ejemplar ni mucho menos digno de admiración.  Lo que hago (o hacemos, para ser justos) es lo que haría cualquier padre en mi lugar, ni más ni menos.  Hay excepciones y de verdad que no los juzgo porque es muy delgado el hilo que evita que tires la toalla.
    Esto que hoy empiezo y dónde acudiré cuando lo necesite porque es parte fundamental para remontar.  Seguiré dando patadas a una pelota los sábados y los lunes para eliminar mierdas.  Seguiré entrando a Facebook y Twitter para hablar de fútbol, de música y meterme en alguna discusión política.     Seguiré con todas estas piezas claves para empezar a cumplir una promesa que hice hace muy poquito a mi mujer, pero que al final del camino será muy útil para los cuatro.  Nunca será fácil, se presentarán miles de obstáculos para sortear pero prometí que iba a ser feliz y a mi no me gusta no cumplir lo que prometo.