martes, 24 de junio de 2014

La magia del fútbol y otras cuestiones

La magia del fútbol


    "Bendita la anestesia general a los dolores" rezaba una publicidad de cerveza Quilmes para la selección argentina de 2006 y esa frase me pareció acertada aunque nunca en mi vida pensé que hoy definiría mi relación actual con el fútbol.  Durante los 90 minutos que duró el partido apenas pensé en nada, sólo en lo pésimo que estaban jugando estos muchachos, y eso, en estos momentos es demasiado.  En ese mágico minuto 92, por ese segundo en que la pelota de Messi se coló en el ángulo derecho del arco iraní me olvidé de todo; miré a Joel que a su vez  me miraba con sorpresa sin entender porque chillaban esos 20 tipos que hace un rato insultaban a Gago o le gritaban a Sabella que haga cambios ahora le interrumpían su tarea de observar el desagüe del aire acondicionado y miré a la izquierda y lo vi a Lucas riéndose a carcajadas aúpa de mi mamá como si hubiera visto el gol y no me importó nada más.  Por esos escasos segundos sentí que vale la pena.

     Y hoy es el fútbol pero mañana será otra cosa, otra distracción, otras formas de desahogo. Por eso me da igual como jueguen y por eso esa necesidad bilardista de ganar como sea para emparchar un poco la cosa.  Estoy cansado de la incertidumbre de que los médicos no digan nada consistente, de que le hagan electros sin parar para ver como duerme, que no sepan con certeza si el niño ve o no ve o hasta donde va evolucionar.
   
     Independientemente de que Argentina gane el mundial o no, mi vida no se solucionará, el resultado no cambiará ni para bien ni para mal nada pero escapa a toda razón. El fútbol es un negocio que huele muy mal en los más altos niveles pero no puedo evitar que sea una válvula de escape. Conozco sus defectos pero a su vez tiene magia, siempre intacta.

     Tampoco piensen que cuando no miro el mundial me estoy arrastrando por los rincones, tengo días malos, si; pero lo que más me agota es pensar constantemente. En el futuro, en el presente y, como no, en el pasado.  El fútbol 5, los amigos, los asados, los libros, el básquet, el rock, me empujan también, así que muchas gracias.

Otras cuestiones

     Cuando la vida te pone en la situación como la que vivo actualmente con mi familia todos solemos actuar de maneras similares.  Buscamos en internet todo tipo de tratamientos revolucionarios,  terapias milagrosas, investigamos, llamamos por teléfono y golpeamos todo tipo de puertas.   Con el tiempo te das cuenta que los milagros no existen y que hay que tener mucho cuidado.  Existe gente sin escrúpulos como esa clínica de Canarias que supuestamente hacia tratamientos con células madre y que en realidad inyectaba la misma sangre que unos días antes había extraído o las poco trasparentes clínicas de China. Hemos averiguado con poco éxito sobre una intervención pionera con células madre autocultivadas que se realizó en el Hospital Presidente Perón de Avellaneda pero no logré (los amigos que intentaron hacerlo -detalle que jamás podré agradecer como se lo merecen- tampoco obtuvieron éxito) más que hablar con la doctora Lago que me atendió muy amablemente pero por secreto profesional no pudo darme datos de la paciente.

   También está el tema con la hormona de crecimiento que, supuestamente, activa la creación de células madre y que en España lo hacen en algunos sitios. En la fundación Foltra lo hacen combinando con muchas horas de fisioterapia por lo que nunca se puede saber el motivo de la mejora y con el inconveniente añadido de que hay que instalarse en Galicia y que es muy difícil de combinar con trabajo y lo hace complicado económicamente.  En cambio el doctor Oliver en Madrid ofrece el tratamiento y hay que viajar sólo cada 6 meses a Madrid y además para comprobar el efecto de la hormona no agrega horas de fisio.  De todas maneras siempre queda la duda si la hormona realmente funciona o si es el resto del trabajo diario. Ahora ya empezó a trabajar con células madre directamente pero los resultados hasta la última vez que hablé no eran gran cosa.

    También en el extranjero hay algunas terapias nuevas que han dado algún resultado pero es difícil tomar la decisión de armar las maletas y mudarse a California 3 meses sin saber realmente a que se va con todas las dificultades económicas y de otro tipo que ocasiona una mudanza de este tipo.  Tampoco he tenido la oportunidad de hablar largo y tendido con nadie que haya probado alguna de estas terapias, sólo crucé algunas palabras con una madre poco antes de iniciar su segundo viaje.  De momento seguimos con la rutina de psicólogo y fisioterapia que nos facilita el sistema público y además empezamos en el centro de desarrollo infantil de Mallorca Creix y estamos más que contentos con los progresos de Lucas.  Vamos día a día, hora a hora y de momento nuestra terapia revolucionaria es trabajo, trabajo y trabajo.

 
   

miércoles, 5 de febrero de 2014

Todos los días un poco

     Desde finales de diciembre hasta la semana pasada se  estuvo cumpliendo un año de todo.  Un año de que nos mandaron a casa desde urgencias.  Un año desde que algo empezó a ir mal.  Un año desde que la idealización de los nacimientos me cambiaba a dos bebés mugrientos por dos nenes saliendo entubados en una incubadora portátil derecho a UCIN.  Un año desde que les salvaron la vida.  Un año desde una posible negligencia (o no, quien sabe).   Un año desde que una neuróloga nos dijo que si no habíamos tenido hijos hasta ahora era porque la naturaleza era muy sabia. Y nos lo dijo 5 minutos después de llevarnos a hablar a un lugar más tranquilo para darnos las peores noticias.  Todos esos aniversarios los soporté con dignidad.  Bastante bien la verdad.  Pero cuando se cumplieron los primeros 365 días en casa, fue ahí cuando se me vino el mundo abajo.

     Fueron días difíciles (muy difíciles, para ser exactos) pero, ya pasaron.  Muchas cosas contribuyeron en eso, como la reunión con la guardería para replantearnos el año que viene.  Recursos, recortes, asistencia, la decisión final es vuestra pero no. El estancamiento que notan sus médicos este último tiempo, la lentitud de todo progreso, la visita a la neuróloga. Todas esas cosas son las que se van metiendo en la mochila y que en algún lado tengo que descargar para que no me reviente la espalda. Como imaginarán no empecé terapia y utilizo este medio que tengo más a mano. Además le prometí a un buen (gran) amigo que no iba a abandonar esta vez.  No es un mal sitio para desahogarme, la verdad, sobre todo teniendo en cuenta todo el cariño que recibí por diferentes medios después de mi post inicial de diciembre.  Gracias a todos. La verdad reconforta saber que hay red.  Además de confirmar que los que siempre estuvieron estarán, encontré amigos dónde no sabía que los tenía y eso si que no tiene precio.


     La tormenta ya pasó.  A Lucas se lo ve más conectado por estos días y eso es una inyección anímica.  El camino no se antoja corto y estará lleno de altibajos pero que suceso cotidiano no lo está.   Hace un año ya que algo se me rompió adentro en un motín de pedacitos chiquito y que son muy difíciles de reparar.  Cada risa de Joel, cada papá, cada mamá, cada manito al aire ante una canción futbolera.  Cada sonrisa de Lucas, cada muestra de alegría, cada mínima mejora, cada pasito adelante, cada detalle por pequeño que sea me lo empachan.  Todos los días un poco.